Por un momento observo esta frase: “Me olvidé de vivir”, letra de la canción de Julio Iglesias que escuché hace unos días. ¿Hasta qué punto nos hemos olvidado de vivir nuestra vida?
¿Respecto de cuándo? Ya que todo lo comparamos y en este caso me refiero a la forma de vida que teníamos antes de esta revolución mediática o de esta situación social controvertida, ya sabéis a que me refiero.
Hace meses que me hacía la siguiente reflexión:
“Mari, retoma tu vida” Es decir: retoma tus objetivos, céntrate y sobre todo, respira, ya que estos cambios impuestos no son saludables para nada. Así que, volví al campo, al huerto, a la maravillosa expresión de la luz entre las plantas, del aire puro y del no tiempo.
Todos llevamos dentro una voz que nos acompaña en forma de canto, en forma de palabras, en definitiva en forma de sonidos que vibran algunas veces con armonía y otras en desacuerdo. Aunque intento sobre todo mantenerme en una actitud positiva, llega una noticia o un comentario en el “güasa”, o un vídeo que te hace abrir los ojos, ponerlos en blanco y que durante unos días no te deja dormir tranquila, en fin, que me digo una cosa: vuelve a retomar tu vida, vuelve al encuentro de ese equilibrio perdido momentáneamente. Y cada vez más lo voy consiguiendo, aún cuando veo por la calle a casi todas las personas con un pedazo de tela tapando la boca y la nariz, ¡debe ser que empieza a hacer frío o eso me gustaría creer!, aunque ya sabemos que hay otras razones, que tienen que ver con personas como nosotros que se sienten autoridades, y van dirigiendo con una batuta invisible nuestro estilo de vida, la forma en que tenemos de pensar e incluso de sentir, manteniendo una constante incertidumbre o un pensamiento que poco a poco va calando y se va “normalizando”.
No dejo de admirar a las personas que cumplen estas nuevas normas a rajatabla ya que creen que haciendo las cosas “bien”, se van a librar de situaciones indeseadas con respecto a la salud por ejemplo. Otros quizás lo hagan para evitar que merme su economía, lo cual es muy loable.
Pero me pregunto: ¿Dónde se quedó en el camino el cuestionamiento, la actitud crítica positiva, la investigación o el debate sincero poniendo todas las cartas boca arriba?
Esto solo lo veo en determinados escenarios tanto digitales como profesionales.
En este momento también hago mía la frase:
“Me olvidé respirar, como un beso bajo el agua” de la canción de Bisbal. Sobre todo cuando observo que aún teniendo un real decreto que nos ampara a la hora de mantener la cara libre de telas o plásticos estando a cierta distancia y que todos lo sabemos, seguimos afanándonos en taparnos y evitando así algunos gestos que nos hacen ser seres humanos, como una sonrisa, o un beso al aire e incluso una buena y completa respiración.
“Me olvidé respirar, como un beso bajo el agua”, sobre todo cuando el adoctrinamiento se está ejecutando en nuestros queridos niños, en nuestros queridos alumnos, por educadores, maestros o profesores. Todo sea por el bien común, o más bien se podría decir todo lo contrario.
En definitiva, que no se nos olvide vivir, que no se nos olvide respirar y sobre todo que no se nos olvide amar.
Carmen R.A.
Entiendo que es tu opinión. Por un lado me parece correcto que no se nos olvide vivir y respirar. Y por otro son puntos de vista. Que llevemos un trozo de tela un rato al día no me impide vivir mi vida, respirar y amar, y puede ayudar a que otras personas sigan respirando y amando, o esa es mi creencia. Por lo menos a mí no me lo dificulta, y entiendo que es una medida que se toma por el bien de uno propio y de los demás. Ya cada uno crea lo que quiere creer. En lugar de molestarme o frustrarme porque es incómodo, decido que es lo que hay y aunque sea incómodo tampoco me están pidiendo…