Cada vez es más evidente la voz de Gaia que retumba con un resonar en nuestro corazón.
Hace días que aparecen vídeos inéditos de animales que se “atreven” a cruzar las calles y avenidas de nuestras ciudades. Todos hemos visto ciervos, jabalíes, patos o delfines que se acercan a las costas en estas semanas.
Hoy precisamente está llegando por whatsapp una llamada de atención, de consideración a una de las mayores inteligencias animales que habitan nuestros mares y océanos. Se trata de los delfines que nos acompañan en nuestra evolución humana ayudándonos a equilibrar nuestros campos cerebrales por medio de sus cantos, junto a las ballenas*, que son los guardianes de las memorias ancestrales del planeta, además, ayudan a la tierra a sostener y equilibrar la vibración del campo emocional.
He tenido la suerte de jugar con ellos en diversas meditaciones creativas**. Acabo de realizar una de ellas mientras veo un vídeo*** y no he podido resistirme a plasmar en estas palabras la labor que hacen estas criaturas tan inteligentes.
Habréis escuchado también lo nutritiva que es la toma de agua de mar, en dosis iniciales isotónicas, que son muy saludables y nos llevan de vuelta al equilibrio homeostático de nuestro cuerpo.
Es muy evidente que estas criaturas tan especiales vivan en este hábitat que se considera el origen de la vida.
Os invito a construir un escenario holográfico. Por un lado tenemos esta inmensa cantidad de agua de mar, las tres cuartas partes de la superficie del planeta, habitada por toda una rica variedad de peces, de algas y de mamíferos superiores como los que estamos presentando. Por otro lado existen estas corrientes de agua, estas autopistas de vida marina que recorren como grandes arterias que son todo nuestro planeta, llevando el equilibrio y la energía suficiente para que se den los fenómenos articulados y cíclicos de lluvia, viento y todas las manifestaciones climáticas de las que dependemos todos, de las que dependen nuestros cultivos, nuestra riqueza y prosperidad.
Ahora os invito al siguiente escenario. Se trata de los canales que surcan en forma de arterias y venas todo nuestro cuerpo, este fantástico sistema circulatorio que se nutre del plasma sanguíneo que es en esencia agua de mar isotónica, por la gran cantidad de minerales que lo contienen, todos ellos tan necesarios para nuestra vida.
¿Qué está pasando en estos dos escenarios?
Sabemos con certeza de la contaminación de las aguas por plásticos y químicos, petróleos etc. que son muy perjudiciales. Y a pesar de iniciativas de plásticos ecológicos o de sustancias que favorecen que los vertidos se reviertan y limpien el agua llevándola a su estado natural, a pesar de ello, la tasa de contaminación es elevada.
Y si observamos los tóxicos que ingerimos a través de una alimentación cada vez más artificiosa, llena de conservantes, aditivos y sustancias químicas indeseables para nuestra salud; sin olvidarnos de los efectos de los grandes campos electromagnéticos artificiales cada vez más numerosos que están generando enfermedades y malestares diversos, podemos llegar a una conclusión:
Hay una gran similitud entre estos dos escenarios. Y los animales nos lo están recordando. Y en concreto los delfines y las ballenas nos lo están recordando.
En estos momentos surgen las voces de nuestros hermanos animales que son muy instintivos, que no han perdido aún su conexión con la tierra, no así lo que ocurre con nosotros. Y esas voces van en una sola dirección, nos dicen mirad, observad, ¿qué veis más allá? ¿Qué sentís en el fondo de vuestro corazón? Recordad de donde venís. Hay una inteligencia que nos nutre y que nos mantiene unidos en coherencia, en salud, en amor.
Seamos agradecidos por todos estos avisos que nuestros hermanos animales nos están ofreciendo y plantemos una semilla de voluntad consciente, de sabiduría auténtica y de Amor por nosotros mismos, de Amor incondicional hacia los demás y hacia todo ser vivo del planeta, incluyendo a nuestra madre Tierra Gaia.
Vivamos esta oportunidad de trascender hacia la luz que ofrece esta gran apertura de consciencia amplificada.
Os invito a un ejercicio muy sencillo: Cada vez que bebamos agua, poned un poquito de sal marina sin refinar en ella, lo justo para darle ese toque especial y desde el ser de luz que somos realicemos bendiciones de amor y paz por el agua que tomamos, por el agua que recorre nuestros sistemas circulatorio, linfático o digestivo, y queda así programada con las cualidades positivas que sintamos en el momento. Después cada vez que el agua salga de nosotros sintamos que lleva esa conciencia de paz y amor que vuelve hacia el mar en un ciclo eterno.
Cada vez que llueva, deja que tu cabeza se moje un poco en un gesto de agradecimiento por las bendiciones de paz y amor que nos da la Naturaleza.
Si vivís cerca del agua, de un río, de un lago o del mar, sentir la bendición que ofrece el revivir estos sentimientos de confianza, de gratitud, de paz, de abundancia, de amor en los momentos que reflexionemos o meditemos. Hay que cuidar el sentir una vibración lo suficientemente alta para que se realice este ejercicio de forma natural y efectiva. Muy importante primero purificarse con la respiración y evitar consumir noticias limitantes que todos sabemos ya como son. Muy importante permanecer en nuestro corazón mientras realicemos este ejercicio.
Gracias.
Carmen R.A.
* Películas: Whale reader; Whale dreamers
** www.vozcolorvida.com/relajaciones (6. meditación del sur, con delfines)
*** https://vimeo.com/79615149 (Imágenes de ballenas con una música preciosa)
Me gusta el símil que haces del Mar con nuestro cuerpo
Voy a poner en práctica el ejercicio, me parece muy significativo
Gracias