Cuando medito, es decir reflexiono, saboreo o siento, es fácil para mí entrar en un estado de consciencia ampliada, parecido a la experiencia de abrir una ventana para que entre la luz del día y se oxigene la casa. En este caso cuando medito en el poder de la intención, lo contemplo como la oportunidad de realizar un movimiento energético desde dentro de mi hacia fuera. Me viene en forma de espiral ascendente que se va enriqueciendo con un pensamiento original junto a un aporte emocional, los cuales se retro-alimentan entre si.
Si somos conocedores del espacio creativo que se genera al utilizar nuestra consciencia a la vez que ponemos un sentimiento amoroso que previamente ha sido alimentado desde nuestro corazón, es muy probable que sepamos dirigir y comandar nuestra vida hacia los objetivos y propósitos que nos hemos marcado.
Bien, os preguntaréis lo clásico: ¿Y cómo se hace?
Desde este rincón donde la voz surge como un canto hacia la persona que resuena en la belleza de si misma o de otros, que reconoce la chispa luminosa que se encuentra en el interior de este niño juguetón que a veces se muestra porque se lo permitimos; desde ahí me diría:
¿Sé ya mi propósito?
Cuando te viene una respuesta afirmativa, en ese caso sugeriría:
* Cuando vaya surgiendo una intención clara, respira en ella
* Aporta el ingrediente de la confianza y del amor
* Realiza un movimiento simbólico y energético con tus manos mientras eres consciente de tus dones y talentos
* Fluye unos momentos con total gratitud
* Y deja que la creación se manifieste, en total armonía con los propósitos de los demás.
Imagina como ejemplo que tienes el objetivo de mejorar un idioma extranjero que empezaste a estudiar cuando eras más joven. Ha aparecido una intención clara, pues bien, ve poniendo atención a la respiración manteniendo la intención de mejorar todo lo relacionado con ese idioma que quieres perfeccionar. La respiración está ubicada en la zona del pecho en la que también se encuentra el corazón, así es más fácil que aparezca ese sentimiento de confianza, amor y gratitud necesarios para realizar este ejercicio. A continuación utiliza las manos para mover simbólicamente la energía de tu entorno y reconectarte con tu don o talento, ya localizado previamente fluyendo sin más.
Carmen
Namasté
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